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Agenda de Paz

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Sobre agenda de Paz

El Proceso de Articulación Agenda de Paz de las Mujeres del Cauca, Juntas Forjando Paz, con Justicia Social y Equidad de Género es el resultado del compromiso de las mujeres del Cauca con la paz

Agenda de Paz de las Mujeres del Cauca: Juntas Forjando Paz, con Justicia Social y Equidad de Género. (2019-2031)

El Proceso de Articulación Agenda de Paz de las Mujeres del Cauca, Juntas Forjando Paz, con Justicia Social y Equidad de Género es el resultado del compromiso de las mujeres del Cauca con la paz, ha permitido que diferentes procesos organizativos, colectivos comunitarios, asociaciones y organizaciones de mujeres indígenas, afros, reincorporadas, campesinas, urbanas, mestizas, de zonas rurales y urbanas del departamento, se encuentren para forjar juntas caminos de paz, desde la voz y el senti-pensar de las mujeres para toda la comunidad.

Es así como desde el año 2011 la inspiración y convicción de mujeres lideresas comprometidas con la paz en el departamento, empezaron a gestar una articulación y juntanza femenina diversa, al que se ha llamado “Agenda de paz de las mujeres del Cauca”. Durante esta década de trabajo colectivo se han ido sumando hilos al tejido de paz territorial, ascendiendo de 10 a 35 el número de organizaciones que integran este proceso de aprendizaje, construcción, deconstrucción y transformación social. Durante estos años, son múltiples los retos y desafíos que se han asumido, entre ellos, superar las diferencias, políticas, organizativas y personales que podemos tener, para descubrir juntas nuestras historias de opresión y tejer en alianza, acciones de reconocimiento mutuo y exigibilidad para el necesario goce de nuestros derechos.

Este proceso se dinamiza mediante un comité político que lo integramos siete organizaciones entre quienes estamos Corporación de Mujeres Ecofeministas COMUNITAR, El Proceso de Mujeres Maciseñas, La Comisión Intereclesial Justicia y Paz, La Ruta Pacífica de las Mujeres del Cauca, El Comité Regional Indígena del Cauca CRIC y La Organización para el Desarrollo Urbano y Campesino – ORDEURCA, quienes a lo largo de estos años nos encargamos de gestionar las acciones pertinentes para permitir el buen funcionamiento del espacio de articulación. Desde el comité en el año 2019 decidimos unir esfuerzos para realizar un análisis de contexto y construir un horizonte de trabajo que considere los cambios generados en el contexto nacional y departamental, a partir de la firma del acuerdo de paz en el año 2016.

Para tal fin se generaron espacios participativos con 84 mujeres provenientes de las zonas, centro, sur y oriente del Cauca, vinculadas a 35 organizaciones, quienes con el apoyo de una consultora externa, lograron convertir los dolores, injusticias y resistencias en un documento compuesto por 4 ejes, y distintos lineamientos desde los cuales encontramos elementos para hacer incidencia y mantener la apuesta de defensa y cuidado del cuerpo-territorio como aspecto fundamental en la construcción de paz con justicia social y equidad de género. En el documento de la agenda se pueden encontrar, el ideario, la visión, y sus 4 ejes:

  • Los Territorios, la Vida y el Cuerpo de la Mujeres libres de controles y sometimientos armados.

Por un mundo sin violencias en el que podamos gozar plenamente de los derechos y libertades fundamentales, ha permitido evidenciar la sistemática violación de los Derechos Humanos en el marco del conflicto armado en los territorios. Los territorios, el cuerpo y las condiciones de todas y todos, son las tres grandes esferas de los escenarios de acción desde los cuales es necesario que avance el proceso de liberación de presencias y controles armados.

  • Erradicación de todas las violencias contra las mujeres y de las basadas en género.

Es importante abordar la complejidad y magnitud de la violencia contra las mujeres que adopta formas tales como la violencia física, psicológica, sexual y/o económica dentro del hogar; violaciones; trata de mujeres y niñas; prostitución forzada; violencia generada por los grupos armados al margen de la ley, como asesinatos, violaciones sistémicas, esclavitud sexual y embarazo forzado, y otras. Comprende, además, la violencia basada en género que, es aquella que se da con base en el desequilibrio de poder existente en las relaciones de género, entre hombres facultados para dominar y mujeres despojadas y sometidas.

  • Acceso efectivo de las Mujeres Caucanas a la tenencia de la tierra y propiedades y medios productivos.

La ausencia de reconocimiento y garantías para que las mujeres accedan a la propiedad de la tierra, no solo se reflejan en la carencia y en algunos casos la inexistencia de cifras, sino que también se traduce en las limitantes que las mujeres presentan para ser asumidas como actoras políticas con capacidad para incidir en la distribución equitativa de la propiedad, la democratización de la tierra y las formas de uso y goce, al interior de sus familias y frente a las instituciones. Esta realidad se recrudece en comunidades indígenas y afrodescendientes, en la que repercute directamente en la legitimidad de sus reivindicaciones. Para las mujeres el reclamar “sus derechos basados en el orden individualista, parecen amenazar la permanencia de los derechos colectivos en los cuales se asienta el derecho comunitario a la tierra y una economía de base doméstica que depende de la contraprestación de género, en una división sexual del trabajo de corte tradicional” (Segato, R. 2003:141)

  • Reconocimiento y garantías de la organización, la participación y la representatividad política de las mujeres.

El poder de la organización y la movilización ha sido el camino en el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres, la formación política y la capacidad para incidir en las distintas instancias de lo privado y lo público. Lo que sigue faltando aún, es la incursión en los cargos de dirección y decisión estatal, de mujeres con conciencia de lo que significan e implican los derechos de las mujeres como expresión y profundización de la democracia coherente con la pluralidad étnica, lingüística y geográfica de Colombia. Sin embargo, han sido múltiples los factores que han limitado e impedido la participación de las mujeres entre ellos, la feminización de la pobreza, la discriminación racial y el desempleo estructural de las mujeres tanto de las ciudades como del campo, que de conjunto restringen la realización de sus derechos a la educación, al trabajo digno y al ejercicio de su ciudadanía y liderazgo político, regándolas al mundo de la economía del cuidado y de la vida doméstica en los cuales su trabajo es subvalorado, no remunerado y apropiado por el sistema económico dominante. La precariedad de las vías terciarias y la carencia de transporte rural son factores que afectan negativamente la participación de las mujeres.

En ese mismo año (2019) se conformó el comité de veeduría y monitoreo de la agenda, el cual se reúne actualmente de manera semestral para la definición de estrategias para la incidencia y la exigibilidad de derechos en el marco de los acuerdos y diálogos territoriales trenzados con diferentes sectores e institucionalidad local y departamental. El equipo de veedoras está integrado por 22 mujeres de 15 municipios que hicieron parte activa de la actualización de la agenda. La agenda de paz ha sido socializada en más de 20 municipios del departamento del Cauca, contando con la participación de la institucionalidad local, autoridades, concejales (as), organizaciones, comunidad internacional y medios de comunicación. La cualificación de los liderazgos políticos permitió que las coautorías agenciaran un proceso de exigibilidad en sus territorios y al interior de sus organizaciones, teniendo como resultado 9 Pactos Firmados, con aliados concejales (as) y alcaldes (as) en 16 Municipios del departamento del Cauca.

En este sentido se logró la inclusión de lineamientos de la Agenda de Paz en los planes de desarrollo municipales y departamental, gracias a la participación de las mujeres en los consejos territoriales de planeación, en esta lógica encontramos que de manera expresa los municipios de Popayán, Silvia, Miranda y a nivel departamental incluyeron medidas contempladas dentro de los ejes, dos, tres y cuatro, abordando temas sobre la eliminación de todas las formas de violencias y las basadas en género, la participación política y garantías, y la tierras y medios productivos. Las estrategias metodológicas participativas de los encuentros de los distintos comités y espacios de socialización han permitido hacer del proceso una escuela de formación política femenina, construida desde las voces, experiencias, y sentipensares de las mujeres, quienes además de construir propuestas de paz para transformar las situaciones de violencia en el territorio, vamos transformándonos a nosotras mismas, alimentando el ejercicio del liderazgo mediante el autoconocimiento, el reconocimiento colectivo y el autocuidado, haciendo visibles los hilos de sororidad, afecto y confianza que nos conectan en una apuesta política de paz que reconoce fehacientemente, que lo personal es político.

Nuestras voces se siguen levantando en escenarios donde aún hoy nuestros cuerpos y nuestros territorios siguen estando en disputa, por eso seguimos caminando juntas desde el dolor a la resistencia, de la injusticia a la incidencia, desde el cuidado al autocuidado y buscamos seguir uniendo nuestras memorias, voces e idearios como mujeres del Cauca, comprometidas con el reto de hacer lo posible para que salga adelante la implementación del Acuerdo final entre las FARC y el gobierno nacional. Al 2031 el movimiento de la Agenda de mujeres “Juntas forjando Paz, con Justicia Social y equidad de Género”, nos visionamos como organizaciones de mujeres propositivas y vigilantes en la formulación e implementación de políticas públicas en favor de los Derechos de las mujeres, que permitan cumplir con Pactos y Acuerdos suscritos por Colombia para erradicar las violencias que laceran el cuerpo y la vida de las mujeres